Autor: vasvalala
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La inseminación artificial es una técnica de biotecnología de reproducción que en bovinos permite acceder a un sinfín de razas y a un número ilimitado de toros, dependiendo del presupuesto que el productor maneje. Este método se aplica con el objetivo de mejorar la calidad genética del ganado para que produzca excelentes productos.
Los productores pueden adquirir toros probados en test de progenie, sea de la raza cebuinas, que llegan de Brasil, o taurinas de Estados Unidos, Canadá o Europa. A partir de esta técnica se puede programar el ciclo reproductivo de las vacas dependiendo de las condiciones en las que se encuentren.
“El proceso que se tiene que realizar para la inseminación artificial es muy sencillo, nosotros hemos capacitado en diferentes regiones a trabajadores que hoy día se dedican a esta práctica; de uno a cuatro días se les enseña esta técnica”, explicó Hernando Barahona Sastoque, médico veterinario zootecnista.
Para llevar a cabo esta técnica se deben cumplir de manera metódica tres capítulos; el primero se basa en todo el manejo y manipulación que se debe hacer en el tracto reproductivo de la vaca; el segundo es la detección del celo, que es cuando el ejemplar ya está apta para ser inseminada; y el tercero es el trato del semen y del termo de nitrógeno para el almacenamiento del producto.
“La efectividad de este método depende de la calidad de realización de la técnica y la eficiencia que se pueda dar durante el proceso”, comentó el experto.
Es por esto que es necesario que los pequeños productores sean capacitados o tengan acceso a ayuda técnica. “Hoy en día existen diferentes cursos en las distintas regiones, los valores siempre varían entre $600.000 a $1 millón, el Sena también viene realizando este tipo de cursos; es muy importante realizarlos, porque a medida en que se hagan las cosas, de una forma más técnica se obtendrán mejores resultados”, agregó.
La inseminación cuenta con un limitante significativo y es el almacenamiento en los termos, pues el nitrógeno, que es el que le provee al semen un ambiente extremadamente frío para su conservación, no se consigue de manera fácil, ya que cuando llega se vende en un precio más costoso de lo habitual, según el experto, por temas de transporte. “Transportar el nitrógeno no es sencillo, porque se volatiliza muy fácil, entonces las personas que se dedican a esta actividad, presentan pérdidas grandes”, agregó Sastoque.
Otro limitante específico para el trópico bajo colombiano, es que esta zona tiene el mayor porcentaje de vacas de sangre cebuinas, estas tienen un celo que es diferente, lo cual significa que su detección será más difícil.
A pesar de estos limitantes, Sastoque afirma que los pequeños productores son inclusive los que más necesitan la implementación de esta práctica, porque es quien menos tiene acceso a toros de buena calidad genética.
“Esta es una alternativa para ellos. Realizar procesos de inseminación con biotecnología nos permite tener sincronizaciones con celo detectado a tiempo fijo, lo que va a mejorar muchísimo los procesos. Esas vacas que están en anestro reproductivo, que es el período después del parto o también con manipulación hormonal, se les puede inducir los celos, se puede preñar mucho más rápido”.
El precio de semen en Colombia de toros está entre $25.000 y $40.000.
Entre los beneficios está la mejoría en la calidad genética del hato, ya que se traen los mejores materiales de semen a la finca. Esto también permite dirigir los procesos de inseminación a determinadas fechas, las que sean más convenientes para el ganadero, generando excelentes retornos económicos.
Para proteger los intereses de los productores lácteos, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) ha activado una herramienta digital para reportar irregularidades en el pago del precio del litro de leche. Esta iniciativa busca dar voz a los ganaderos que se sienten vulnerados y recopilar evidencias de posibles prácticas injustas en el sector.
Esta especie se considera como buen indicador de biodiversidad en regiones tropicales y, para comprobarlo, según explicó la Unal, Castro evaluó en cuatro fincas qué tanto se podría recuperar del suelo amazónico sembrado con caucho.